Mientras que Android es un poco más susceptible a ataques malware que iOS, la situación tampoco es tan peligrosa como parece, basta tomar un par de medidas muy sencillas, estar bien informados y, sobre todo, tener mucho sentido común al navegar en nuestro smartphone para mantenerlo siempre alejado de archivos que pudieran dañarlo. Aquí te van unos consejos rápidos:
1. Configura el bloqueo de pantalla
Es sencillo contar con distintas opciones de bloqueo de tu pantalla: patrones, pines, contraseñas y detección de rostros para mantener protegida nuestra información, y afortunadamente todas están disponibles en Android (depende de cada modelo y marca). Y aunque parezca la más trillada, la medida más segura sigue siendo la contraseña. Los pines, técnicamente, están más llenos de probabilidades que los patrones y, tristemente, aunque los patrones parezcan más atractivos, son más vulnerables a ciertos tipos de ataques.
El punto es que no importa qué método elijas, cualquiera es mejor que no tener la pantalla bloqueada.
2. Instala una aplicación Anti-Malware
De la misma forma en que consideramos a nuestros smartphones como pequeñas computadoras de bolsillo, así debemos tratarlos, y esto implica tomar las precauciones necesarias instalándole programas o aplicaciones antivirus, aquí en Paréntesis te recomendamos algunas muy útiles y gratuitas.
3. No dejes guardadas las contraseñas de tus cuentas
Sabemos que es molesto el sólo pensar que cada que quieras ingresar a una cuenta debas ingresar la contraseña, pero ponte a pensar lo mucho que le facilita el acceso a tu información a alguien que roba o que encuentra tu celular; claro que depende de qué tipo de contraseñas dejes guardadas, eso ya es a criterio personal, pero para casos especiales es la medida más segura.
En este sentido, no olvides que al dejar cuentas abiertas en tu celular el único riesgo no es que llegue a manos de algún fisgón que quiera enterarse de tu vida, también interviene el tema de la falsificación de identidad o uso indebido de información confidencial, sobre todo cuando dejas guardadas contraseñas en navegadores como Google Chrome en su versión móvil.
4. Revisa tus privilegios de usuario
Si eres de los que aplicaron el “me vale” y rootearon su teléfono, recuerda que las precauciones que debes tomar son el doble o triple. Rootear un celular le permite a las aplicaciones correr con un “acceso libre”, es decir fuera de las revisiones de Android. Una app maliciosa, con acceso libre, básicamente es capaz de hacer cualquier cosa que quiera con tu información, incluso sin que tú lo notes, por eso esta acción es poco recomendable.
En este caso, te debe sobrar el sentido común para manejar tus apps. Cuando lo rooteaste, probablemente también instalaste SuperSU o Superuser, que te permite concederle a los programas y aplicaciones el “acceso libre”, así como ver cuáles son las que han usado este permiso que les otorgaste. Sé muy cuidadoso al conceder esta autorización y siempre asegúrate de que sean apps que provengan de sitios seguros.
5. Solamente instala aplicaciones de sitios seguros
Una de las razones más comunes de instalación de malware es la instalación de programas de sitios desconocidos o no seguros. Una aplicación antivirus es tan sólo un primer filtro para advertirte sobre programas sospechosos, pero el segundo filtro, y el más importante, es tu sentido común. Actualmente la red está llena de muchas amenazas, si no quieres exponer tu teléfono a ataques, no confíes en sitios no oficiales.
Gracias a Google, la mayoría de las apps de la tienda para Android son seguras, y las pocas amenazas que puedan llegar a surgir vienen a consecuencia del uso de publicidad insertada a aplicaciones “limpias”. De cualquier manera, las más populares siempre se encuentran en revisión constante así que podrías confiar en ellas con los ojos cerrados.
